La débil participación de los hombres en la vida doméstica
Estudio muestra que el 52% nunca hace aseo y el 64% que nunca lava la ropa.
En 2011 la Encuesta Internacional de Masculinidades y Equidad de Género (Images Chile), reveló que el 97,8% de los hombres considera importante que el padre esté presente en la vida de sus hijos, incluso si está separado de la madre. Sin embargo, un 46% reconoció que cambiar pañales, bañar y alimentar a los niños es responsabilidad de la mujer. A su vez, un alto porcentaje (69,5%) dice que nunca limpia el baño, otro 64,2% que nunca lava ropa, un 52,6% que nunca hace aseo y un 44% que nunca prepara comida. Tareas en las que nunca fueron socializados en su infancia, dice el estudio. El 35,3% reconoce que no fueron educados en limpiar el baño, lavar la ropa (33,5%) o cocinar (30%).
“La brecha existe, y es escandalosa”, sentencia Francisco Aguayo, psicólogo y director de CulturaSalud (EME), organismo que coordinó el estudio multipaís en Chile. “Pese a que el tema de género lleva muchos años, se invisibiliza”, agrega.
En más de la mitad de las familias son las mujeres las que están a cargo del cuidado de los hijos. Pero además, hay un nuevo fenómeno, señala Aguayo, el crecimiento en la carga de cuidado por el aumento en la expectativa de la vida. “Es cuidar a las personas de tercera edad, personas que tienen problemas de salud mental, y eso lo absorben las mujeres y sus ingresos son precarizados. Es un escándalo que las mujeres sean las principales cuidadoras de nuestra sociedad y quienes perciben los peores salarios”.
Participación masculina
¿Los hombres se involucran? Para el psicólogo, algunas condiciones de igualdad se aprecian en parejas en que ambos trabajan. “Pero ellos no participan en corresponsabilidad”, observa.
Los hombres invisibilizan las brechas. Pero también lo hacen muchas mujeres, dice Aguayo. “Existen privilegios masculinos, hay una complicidad por quienes tienen poder en sostener este esquema. Hay un grupo menor de hombres que reflexiona de estos asuntos, otros dicen que ‘ayudan un poco’, pero no es así. En general hay una ilusión de corresponsabilidad”.
El peso de la cultura es muy fuerte, dice el psicólogo. “La discriminación salarial no se sostiene simplemente porque son mujeres y ganan menos y encuentran problemas para acceder a salarios justos. Se da también porque en el espacio doméstico cuentan con bajo apoyo, sienten que tienen muy poco apoyo para salir a trabajar”.
Lo que se aprecia, ejemplifica, que cuando hay que decidir quién trabaja, se opta por quien gana más. “Entonces quien cuida es la mujer. Las diferencias de salario presionan para que hayan roles segregados, las mujeres están presionadas fuertemente por el sistema socioeconómico y cultural para estar en casa”.
Peso del estereotipo
Socialmente hay una naturalización del estereotipo, agrega, Eileen Hughes, socióloga del Centro de Estudios Longitudinales UC.
“Chile está muy atrasado en temas de roles y cuidado de niños en la casa. El 80% de los hombres no hace ningún otro rol aparte de trabajar fuera de la casa, los hombres llegan y descansan”, indica Hughes.
Si bien cada vez aumenta más el nivel de participación en las tareas del hogar, indica la socióloga, gracias a que hay un tiempo más largo en que los hombres se independizan y viven solos, donde obligatoriamente se deben hacer cargo de sus cosas, no es algo generalizado. “En términos socioeconómicos está diferenciado. En niveles más altos se tiende a dividir más las tareas, cosa que antes no pasaba, pero no da para hablar que sea una generalidad”.
Por ello, dice Camila Mella, socióloga de la U. de Chile, las políticas de equidad de género tienen que atender no sólo a las mujeres sino también a los hombres. “Políticas laborales igualitarias no deben sólo potenciar la participación de las mujeres en el mercado laboral, sino también la participación de los hombres en la vida doméstica”, dice Mella.
Lo mismo con políticas de natalidad y familia, que no sólo se enfoquen en que las mujeres tengan un postnatal de un año, “sino que potencien una política en que hombres y mujeres puedan tener el espacio-tiempo para una paternidad responsable. En definitiva, de lo que se trata es de lograr el mejor y más completo desarrollo humano posible sin privilegiar a ‘una mitad’ (hombres) es desmedro de la otra mitad (mujeres)”.
Paulina Sepúlveda G. 01 de mayo del 2016.
http://papeldigital.info/lt/2016/05/01/01/paginas/004.pdf